lunes, 8 de febrero de 2010

La fotografía y la Historia



La invención de la fotografía fue saludada en el s.XIX como “el pincel de la naturaleza “, es decir como la forma de representación plenamente objetiva puesto que ya no existe la mano del dibujante o del pintor que deforman con su subjetividad la verdadera apariencia de las cosas .
Esta convención de “naturalidad” de la representación de raíz fotográfica se encuentra tan aceptada que el medio parece “trasparente”.. Esto significa que no vemos “la imagen”, vemos lo que representa. Es decir, no vemos la operación de lenguaje y de expresión de un sujeto, sino sencillamente lo representado, como si lo viéramos a través de una ventana abierta .
El efecto de transparencia es tan fuerte que el espectador se abandona a creer que el mundo es tal y como la fotografía muestra y extrae sus conclusiones -significados- de esa imagen del mundo sin pensar que esos significados que extrae son fruto de una determinada forma de representación .
Esta convención sobre la trasparencia de la representación tiene su fundamento en el hecho de que la fotografía y sus herederos trabajen con la huella lumínica de lo real. La huella siempre tiene algo de lo real. Como señalaba Barthes, la fotografía jamás miente: o mejor, puede mentir sobre el sentido de la cosa, siendo tendenciosa por naturaleza, pero jamás podrá mentir sobre su existencia. (...) Toda fotografía es un certíficado de presencia.
El carácter de huella le imprime además un sello de autenticidad: algo de lo real está allí efectivamente presente, intemporalizado. De aquí nace el fuerte poder emocional de la imagen. El contacto con la imagen siempre tiene algo de contacto con lo real y reaccionamos ante ella en cierto modo como reaccionamos ante lo real mismo: con emociones, con adrenalina antes que con la razón.
La fotografía, el cine y el vídeo comparten ese doble estatuto: por un lado, representación, lenguaje, por otro, certificado de presencia, huella de lo real. A pesar de sus evidentes diferencias, fotografía, cine y televisión surgen de la misma raíz, un mismo tipo de imagen de naturaleza fotográfica. Queremos comenzar a desarrollar ese punto de arranque reflexionando sobre tres aspectos de esa raíz fotográfica común que creemos particularmente relevantes a nuestros objetivos:
1.-La imagen fotográfica o cinematográfica parece transparente, natural.
La fuerza de la fotografía radica en su estrecha relación con el referente, en esa sensación de todo espectador de encontrarse casi directamente ante el objeto real. Esto es algo cine la distingue precisamente de cualquier otro tipo de imágenes y que determina su importancia histórica. Llamaremos a esto la dimensión realista de la fotografía, en alusión a ese contacto estrecho con lo real, a su carácter de huella, a ese poder autentificador que hace que, ante una fotografía, nadie dude de que esos objetos o personas han sido así, tal y como son mostrados, en algún momento del pasado.
De modo paralelo, la fotografía mediante la selección del encuadre, la luz, el punto de vista u otro tipo de recursos, puede construir un significado sobre lo que está representando o, al menos, ofrecer una dirección de lectura. Esta sería la dimensión de la fotografia como lenguaje. En este registro, tal y como hemos señalado anteriormente, la fotografía, al igual que cualquier otro lenguaje, construye discursos sobre lo real cuyo estatuto de verdad o mentira será siempre dependiente del punto de vista del enunciador y lector.
2.- La segunda consideración sobre la imagen, de importancia capital para su didáctica, es su alto poder para generar emociones..
La imagen, por un lado, es capaz de construir significados y, por otro, sus propiedades analógicas y su carácter de huella de lo real generan en el espectador sensaciones y emociones. Ambas vertientes funcionan en paralelo, interfiriénclose mutuamente. En imágenes muy codificadas, el significado es predominante y el carácter emocional se minimiza. En otras, sin embargo, donde el sentido queda ambiguo, las sensaciones y emociones predominan. Se trata de un equilibrio en diferentes grados entre las dos potencialidades de la imagen.
La imagen fotográfica es siempre concreta, individual, representa siempre un instante de algo singular en un momento particular.
Este carácter necesariamente concreto de la fotografía marca de manera indeleble el modo en que puede producir significaciones o efectos expresivos. El lenguaje oral o escrito maneja siempre conceptos, abstracciones: su campo es predominantemente el de la significación. Para la imagen, en cambio, trascender la concreción hacia la abstracción para construir significados siempre presenta una gran dificultad.

http://www.flickr.com/photos/fernandomarco/

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